search

Santiago Matarratas

310,00 €
05016035
Impuestos incluidos

Santiago a caballo interpretado en cerámica de Sargadelos.

Altura: 31 cm

Reservar Producto
1

Según la leyenda, Ramiro I, Rey de Asturias en el siglo IX, soñó una noche que durante el combate que al día siguiente esperaba tener con las huestes de Abd al-Rahmán III, en las logroñesas tierras de Clavijo, aparecía en la lucha el apóstol Santiago montado a caballo matando moros al lado de el rey cristiano, ayudándolo a conseguir una gran victoria contra el infiel. Dice la leyenda que el sueño se convirtió en realidad  y que el apóstol ganó la batalla de la que apenas de salvó el Abd al-Rahmán III. En agradecimiento el rey Ramiro I instituyó el famoso Voto de Santiago.

Así nació una nueva imagen del apóstol Santiago: el Santiago matamoros, que aún tardó siglos en ser representada,  ya en una época muy determinada de nuestra historia en la que casaba muy bien eso de matar moros y otras especies, porque las reglas del juego participaban de este cotidiano vivir  para ver, que aun hoy sigue vivo en algunos pagos de nuestro planeta sin que se formen alianzas militares para combatirlos.

En algún momento, que no nos fue posible precisar ahora, se comenzó a fabricar una iconografía del Apóstol matamoros y aparecieron estatuas con esta figura arrogante en abundancia. Casado del Alisal pintó un cuadro tremendo que los muy crédulos aseguraban que se trataba de una autentica fotográfica de la batalla de Clavijo. Una de las estatuas con el Santiago matamoros, obra de Ferreiro e Gambino, la pusieron encima del frontón central del Pazo de Raxoi coronando el edificio, justo frente por frente a la catedral de Santiago de Compostela.

En el Pazo de Raxoi se alojaban antes de nuestra guerra civil, además del Consejo Municipal de Santiago, los juzgados (en los que tantas injusticias han cometido en el año 1936 y siguientes), el Seminario de Confesores (que para ello fuera hecho este edificio por el arzobispo Raxoi) donde vivía Don Angel Amor Ruibal, la cárcel, las policías secreta y municipal, la Falcona, y algunas dependencias más. Hoy sigue siendo la sede del gobierno municipal, y además, de la Xunta de Galicia, que tienen la estatua del Apóstol matamoros justo encima.

Castelao había  hecho cantar a uno de sus ciegos una cantiga que decía:

“Din que aos mouros do Mogreb

Imos a civilizare.

Mala cousa si contamos

Co que non podemos dare”.

Y así fue que en unos tiempos muy lejanos para los jóvenes y muy cercanos para los viejos, fueron los moros los que vinieron a ayudar a civilizarnos a nosotros, y cuando los moros venían a Santiago y veían la estatua de Raxoi con el Apóstol matando moros armaban un cristo y querían romper la estatua. Las autoridades compostelanas, civiles y eclesiásticas, se vieron obligadas a recubrir  los moros de la estatua del Pazo de Raxoi con ramas, y así la imagen resultante del Apóstol no podía ser más absurda porque no parecía lógico ver a un Apóstol cortando ramas con una espada flamígera montado en un caballo encabritado como si las ramas le hiciesen resistencia.

05016035

Ficha técnica

Materiales
Cerámica o porcelana pintada a mano
Colores
Azul cobalto
Rojo